El otoño, dentro del estudio de los cinco elementos es la estación del elemento Metal. El Metal opera el cambio y la reforma. Épocas de cambio, como estas son importantes para cortar los apegos, templarse, el momento de recoger los frutos sembrados en la primavera, de recibir los resultados del trabajo, del amor. El momento de terminar los proyectos y abrirse a la sabiduría interior. Empiezan las noches a ser más largas, la oscuridad le va ganando a la luz poco a poco hasta entrar en el invierno con la noche mas larga de todas. Deberíamos empezar a contemplar, comenzar nuestras memorias, aquello que disfrutamos y aquello que nos entristeció.
El metal crea lazos de unión, los alambres unen postes, conducen la electricidad, las vías del tren, etc. Como tal, debemos reconectar nuestros caminos interiores, realizar ejercicios de respiración y purificación del cuerpo. El metal rige a la piel y esta debe ser limpia y fresca para recibir luego el invierno con una piel mas fuerte para soportar los fríos.
La única verdad, es el cambio permanente. El Metal rige el cambio, es el joven Yin, el principio de la introspección, el principio y polo de cambio de las energías. Es una época donde podríamos patear los tableros y sentarnos a meditar durante todo el invierno, o de regocijarse y recoger los frutos del amor para durante el invierno contemplar desde la dualidad.
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